La tomografía computerizada de haz cónico (CBCT) se ha erigido en un medio diagnóstico de incalculable valor para nuestra profesión. Se ha logrado minimizar la exposición del paciente, comparado con los antiguos escáneres (TC) de uso en medicina, y además se ha conseguido una exactitud de reproducción, indispensable a la hora de planificar nuestras intervenciones. La calidad de las imágenes nos ayudan a diagnosticar múltiples patologías y su campo de aplicación se extiende a especialidades tan diferentes entre sí como la implantología, cirugía oral, ortodoncia, endodoncia, etc.
El paciente podrá ver con suma facilidad una imagen en tres dimensiones de su mandíbula o maxilar, entendiendo perfectamente el alcance de su patología o la planificación del tratamiento que le propone el doctor.
No por ello hemos de pensar que las radiografías periapicales, de uso cotidiano, han perdido su utilidad. La CBCT la tenemos reservada para casos muy concretos en que la relación coste beneficio sea favorable, y la exposición para el paciente la mínima indispensable.